El gusto por las ciencias abstractas y, sobre todo, por los misterios de los números es de por sí muy infrecuente […] Pero cuando una mujer, por culpa de su sexo, nuestras costumbres y nuestros prejuicios, debe afrontar infinitos obstáculos adicionales […] y aún así los supera, y penetra en lo que está oculto, esta mujer, sin duda, posee el más noble de los corajes, un talento extraordinario y un genio superior.

Carl Friedrich Gauss

El enigma de Fermat, de Albert Violant

Nuestro amigo Gauss se refería, por si todavía no lo sabéis, a la gran Sophie Germain, matemática de su época que tuvo que tomar un seudónimo masculino, Monsieur Leblanc, para poder ser tomada en consideración por la comunidad matemática. Cuando Gauss descubrió que era una mujer no sólo no la rechazó, sino que alabó su dedicación y su talento, más si cabe teniendo en cuenta las dificultades que encontró a su paso.

Otra cosa más por la que, bajo mi punto de vista, Gauss fue un adelantado a su tiempo.

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