Todo matemático digno de ese nombre ha conocido, puede que sólo en momentos excepcionales, esos estados de exaltación lúcida en que los pensamientos se encadenan de forma milagrosa y en que el inconsciente (sea cual sea el significado que se atribuya a esta palabra) también parece tomar parte.
André Weil
Hasta que el álgebra os separe, de Javier Fresán
¿Recordáis alguna ocasión en la que os haya ocurrido algo tipo lo que comenta el gran Weil en esta frase? Sería interesante leer vuestras experiencias en este sentido.
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Alguna vez he recordado cosas de repente que me han impresionado a mi mismo. Números de teléfono que no sabía que sabía, o levantarte de la cama con la solución a un problema que el día anterior parecía que se me escapaba… También de repente «entender» a una persona… Yo creo que todos recibimos mensajes de nuestro subconsciente, pero no siempre estamos suficientemente receptivos. Creo que la relajación y la paz interior favorecen esa comunicación con los procesos «en segundo plano».
En la playa tomando el sol… somnoliento.
De pronto me levanto, garabateo en el aire (al más puro estilo Sheldon Cooper) depués en la arena.
Salto de mi toalla y salgo pitando de la playa a mi casa (había escasamente 100 metros).
Cogo un papel y un boli y garabateo un apr de formulitas.
Unos meses después, publiqué mi primer artículo… y esas formulitas andaban por ahí enmedio.
Hace tiempo que denominé esos momentos de lucidez matemática como instantes «rain man». Son numerosas las ocasiones en las que los conocimientos en aritmética, cálculo, algebra, geometría o estadística se funden con el subconsciente y nos dan respuesta de manera diferente a una realidad que otros ven compleja y desgranamos con una especie de algoritmo de la realidad como el protagonista de «numbers» pero si tanta parafernalia. Uno de los más recientes y curioso me surgió en San Juan, aquí es costumbre celebrarlo con la familia y amigos haciendo una hoguera en una playa y la cuestión del territorio es… Lee más »
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Recuerdo que, en el primer año de carrera y después de varias sesiones fuertes de estudio, tenía sueños/alucinaciones según los cuales la hora programada en el despertador usaba unas coordenadas diferentes de las canónicas, y dormido me dedicaba a recalcularlas.
Más de una vez el despertador acabó programado a una hora diferente de la debida… por suerte, suelo despertarme sin ayuda antes de la hora.
Más que lucidez es todo lo contrario… pero el subconsciente andaba involucrado.
Hace algo de tiempo en pleno examen de topología.
Justo después de haber aplicado todo lo que traía en la cabeza para intentar resolver el problema, me viene a la mente la forma de resolverlo, como si hubiera tenido que esperar ese momento para quitarme el problema de encima. Lo único que hice fue sonrerir, pero tenía ganas de gritar y brincar xD
En ese trance que precede al sueño, alguna vez, sí.
Claro está que te desvelas ipso facto y te pones a escribir todo lo que abacas de ver.
Esto pasa en todas las profesiones o aficiones en las que la mente juega un papel importante. Todo el que, como yo, se gane la vida programando ha tenido un día lúcido en el que sale todo, en el que las ideas felices se suceden, resolviendo en pocas líneas una tarea que de otro modo habría necesitado decenas de ellas.
Con la ayuda de la amistad.
Algunos de los mejores descubrimientos, han ocurrido explicando una nueva teoría a un compañero.
Por la cara que pone el, no se esta enterando de casi nada y cree que no puede ayudarte a desarrollarla.
Pero a ti, de repente se te ilumina la mirada, sonries y dices «ya lo tengo». Es un momento genial.
Lo que más se aproxima en mi caso es cuando, después de los exámenes de Álgebra o de Topología, que solían durar varias horas, salíamos de juerga y entonces, cuando más borracha estaba, empezaba a ver cómo se hacían los problemas.
Lo de la lucidez repentina, los pedagogos las denominan el momento del «insig» y sucede con alguna frecuencia.
Recuerdo que al profesor de ecuaciones diferenciales le gustaba resolver algunos problemas en la pizarra y justo en una oportunidad se topó con una integración la cual yo había resuelto inmediatamente en tres líneas con una sustitución sencilla. Para mi fue un mecanismo natural el realizar dicha sustitución pero, me fijé que el profesor ya se iba acabando tres pizarras enteras, con algo de cien alumnos siguiendo la escena hasta que terminó pidiendo ayuda. Increíble!. Humildemente levanté la mano indicando la sustitución correcta la cual produjo tres líneas de resolución.
Con 20 años o por ahí me vino una idea y demostré el Teorema de Pitágoras de forma geométrica. Fuí muy feliz durante semanas y semanas y se la enseñaba a todo el mundo.
Alcabo del tiempo mirando un libro del gran Miguel de Guzmán vi un dibujo y dije ¡Oh noo! mi demostración era la llamada demostración China que tenía más de 1000 años.
Algo parecido me pasó buscando un función con derivada no continua, la encontré y creía que era mía :-)), ¡estaba en muchos libros!
Paco Moya
Una vez saliendo de una clase de variable compleja, salí tan impresionado que no me podía concentrar en otra cosa. Solo podía pensar en lo hermoso que era todo en compleja…
Justo en esos momentos quería ir al baño, pero estaba tan metido en mis pensamientos que accidentalmente ¡me metí al baño de mujeres!
Después de 5 segundos me dije… «algo anda raro con este baño» luego voltee alrededor y vi que había chicas mirándome y entonces dije «¡Ay!» y me salí sonrojado del baño XD
Jaja solo sé que valió la pena, me da mucha alegría ese recuerdo XD