En un curso de Álgebra en el que se traten conjuntos y relaciones definidas en conjuntos, uno de los temas a estudiar son las relaciones de equivalencia. Una de las propiedades que debe cumplir una relación para ser «de equivalencia» es la propiedad transitiva, que viene a decir lo siguiente:

Dado un conjunto A y una relación R en A, se tiene que R es transitiva si para toda terna a, b, c de elementos de A se cumple que si a está relacionado con b y b está relacionado con c, entonces a está relacionado con c.

Se ha entendido, ¿verdad? Un par de ejemplos:

  • Si un número es menor que otro y este otro es menor que un tercero, entonces el primero es menor que el tercero.
  • Si un objeto es igual que otro y ese segundo objeto es igual a otro más, entonces el primero de ellos es igual que el tercero

Ahora sí, ¿no? Bien, pues lo habitual es que los alumnos entiendan con cierta facilidad lo que significa esta propiedad, y además la vean «lógica». Es algo así como que de pronto le ponen nombre a algo con lo que han estado en contacto siempre, como si por fin saben cómo se llama eso que han tenido tan cerca desde que su mente acierta a recordar…

…¿Seguro? Es curioso cómo habitualmente ven tan razonable y coherente esta propiedad por su relación con su propia vida cuando en realidad, generalmente, la vida no es transitiva. Y menos mal que no es así, ya que si nuestra vida fuera transitiva todo sería mucho más aburrido.

Pensadlo un momento antes de seguir leyendo. ¿Vuestra vida es transitiva? ¿Lo que os rodea cumple la propiedad descrita un poco más arriba?

(Imagen tomada de aquí)

Pues supongo que, como la mía y la de cualquier otra persona, la respuesta a esas dos preguntas es un rotundo NO. Y ejemplos de ello los hay a montones:

  • Si sois amigos de alguien y ese alguien es amigo de otra persona, ¿entonces sois amigos de esa tercera persona? Evidentemente no. De hecho podéis ser íntimo amigo de alguien, ese alguien ser íntimo de otra persona y resultar que os lleváis a matar con ese tercero.
  • Y si las relaciones de amistad no son, en general, transitivas tampoco lo son las de pareja. ¿O acaso si a vosotros os gusta alguien y a ese alguien le gusta otra persona eso significa que a vosotros también os debe gustar esa tercera persona? No, ¿verdad?
  • Si el equipo A le gana al equipo B, y el equipo B le gana al equipo C, ¿entonces el equipo A le ganará siempre al equipo C? Pues no, claro que no. De hecho este mismo año en la Liga Española de Fútbol hay muchos casos que no cumplen esta regla de transitividad. Por ejemplo, el Deportivo de la Coruña ganó 2-0 a Osasuna en la jornada 1 y el Osasuna ganó 4-0 al Levante en la jornada 6. Si se cumpliera la transitiva en este caso, el Deportivo debía ganar al Levante, pero en realidad no fue así: el Deportivo perdío 0-2 con el Levante en la jornada 12.
  • Y en general el deporte no es transitivo, ni mucho menos. Tenis, fútbol, baloncesto, atletismo, etc. Si Nadal gana a Federer y Federer a Djokovic, ¿Nadal gana a Djokovic? Claramente no.
  • ¿Y qué ocurre si hay que elegir quién comienza algo? Se puede hacer por el típico «pares o nones»…o por el no menos habitual «piedra, papel o tijera», que es un juego no transitivo. La tijera le gana al papel y el papel le gana a la piedra, pero la tijera no le gana a la piedra, sino todo lo contrario.
  • Supongamos que desde vuestra casa podéis llegar a casa de un amigo en línea recta, y que desde casa de vuestro amigo se puede llegar en línea recta a la cafetería donde soléis tomar café. ¿Significa eso que desde vuestra casa de puede llegar en línea recta a la cafetería? Pues no, no tiene por qué ser así

  • Hasta se pueden conseguir juegos de dados no transitivos, que consisten en tres grupos de dados que cumplen que los primeros ganan a los segundos y los segundos a los terceros, pero los primeros no ganan a los terceros. En Esos curiosos dados hablé sobre el tema.

Y como estos podemos encontrar muchísimos más ejemplos. Os sugiero que nos dejéis en los comentarios los que se os ocurran.

¿Qué nos muestran todos estos ejemplos? Pues después de analizarlos lo que yo veo es que la vida sería mucho más aburrida si fuera transitiva, todo sería mucho más simple y nos perderíamos muchas relaciones entre personas y colectivos de personas. Los juegos perderían interés, y la chispa de conocer a gente nueva no sería igual. Como reza el título de esta entrada, por suerte la vida no es transitiva.

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